martes, 4 de mayo de 2010

5 Tips para que tu hijo te obedezca


No hay duda que esta es una preocupación permanente en la mayoría de los padres y madres en el período de crianza de los hijos. Desde la más temprana edad hasta la juventud.

Para graficarlo, veamos algunas situaciones que se pueden dar que “ayudan” a que la obediencia esté ausente de nuestros hogares.

Situación 1: Una tarde de otoño ya avanzado, un niño estaba por salir cuando su madre le dice: "Va a refrescar. No te resfríes. Ponete un abrigo". El padre - delante del niño - interviene diciendo: "¡Dejalo que salga como está! No hace tanto frío. Vas a hacerle un debilucho". "¡Claro! -contesta la madre levantando la voz-. Como no sos vos quien lo cuida cuando se enferma..."
La escena continúa cada vez más violenta. El niño observa y escucha.

Situación 2: El padre amonesta severamente a su hijo. La madre - delante del niño - recrimina al padre diciéndole: "Eres muy exigente con el chico, ¿no te acuerdas como eras tu y lo que tu hacías a su edad?". El padre -casi gritando-: "¡No te metas! Yo sé lo que hago. ¿Qué se cree este mocoso? ¿Que va a hacer lo que quiera?".
La madre no se queda atrás. El padre tampoco. El niño observa y escucha.

Los padres socavan su autoridad  (socavar : destruir o debilitar algo)

Las situaciones que acabamos de exponer, ponen en evidencia un error que muchos padres cometen en la educación de sus hijos: socavan su autoridad al poner de manifiesto su falta de unión y entendimiento. Estos padres están derribando los pilares de la confianza y el respeto mutuo sin pensar que mañana "se les caerá el techo encima".

Los padres que sistemáticamente hacen añicos su propia autoridad, no pueden pretender que sus hijos les obedezcan. Si hay algo que se nota en “estos padres” es que no son ningún ejemplo de obediencia a Dios, poco o nada pueden pretender sobre la obediencia de sus hijos.

¿ Qué Hacer? 5 tips para que nuestros hijos obedezcan

1) Hay que ponerse de acuerdo

- El ejemplo de “sometimiento del uno al otro” de los cónyuges que esta en la biblia en (–Efesios. 5:21 ) facilita le obediencia de los hijos,

-En cambio, inclinan a la desobediencia los padres que con sus discusiones dan un ejemplo de discordia y falta de sometimiento a Dios. Psicológicamente en la mente del niño la familia es una unidad y los padres son una sola cosa -como idealmente debe ser.

- Actitudes opuestas sobre un problema lo desorientan. No debería haber grandes disensiones entre los padres, pero si las hay, el niño debería observar que se resuelven dentro de ciertos límites de respeto, amor, confianza y dependencia del Señor. – Ef. 5:22-33

2) Si uno pierde la cabeza, que no la pierda el otro

- Si uno de los cónyuges considera equivocada una medida tomada por el otro, no lo contradiga delante del niño.

- Si cree absolutamente necesario intervenir en ese momento, hágalo con serenidad y prudencia y solamente para mitigar las consecuencias de lo que él considera un error. Las críticas, el cambio de ideas y el acuerdo sobre cuál es la mejor manera de educar a los hijos, vendrán después.

-Nada hay más perjudicial para los que ejercen la autoridad, que discutir "perdiendo la cabeza" frente a sus subordinados. Si uno pierde la cabeza, que el otro la conserve. Así no dará a sus hijos el triste espectáculo de una discusión violenta, incongruente, de oídos sordos, de odios y rencores entre los seres que él más ama.

-Las consecuencias de un error educacional, salvo excepciones, nunca serán tan graves como la de una disputa conyugal delante de los hijos.

3) No hay que desautorizar al otro cónyuge

-En ningún caso los esposos deberían desautorizarse modificando una orden dada por el otro, otorgando un pedido negado o levantando una penitencia impuesta. Además de perder autoridad, crean mutuos resentimientos -gérmenes de futuras discusiones- e incitan al niño a adoptar una actitud "astuta" frente a sus padres: oscilando como un péndulo hacia uno u otro, según convenga a sus deseos. Igualmente, los padres no deberían recurrir a la amenaza de contárselo al otro, es una confesión de impotencia que les quita autoridad moral.

4) Las alianzas solo en el matrimonio

-Un mal muy observado es la alianza que cualquiera de los padres hacen con sus hijos en desmedro de la autoridad y figura del otro. No debe haber secretos entre uno de los padres y el o los hijos, a no ser para comprar un regalo sorpresa para el otro padre.

5) La unidad conyugal sólo puede ser producto de la confianza y el respeto

-La obediencia de los hijos es el reflejo de la obediencia de los padres al Padre celestial que se manifiesta en la unidad conyugal y ésta a su vez es producto de la confianza y el respeto que reina entre los padres por la presencia del Espíritu Santo en sus vidas.

-Un ambiente donde reina el temor a Dios con una vida devocional real, se manifestará cargado de comprensión; sinceridad; comunicación; tolerancia; sacrificio y búsqueda de una auténtica felicidad de los seres que se ama. Cuando en un hogar se vive este ambiente, difícilmente llegan a ser un problema los hijos adolescentes.

-La unión y buena voluntad de los padres respaldados por la autoridad de la Palabra de Dios, primeramente instalada en sus vidas, permiten al adolescente superar las dificultades que normalmente se le presentan. Cuando un joven vive en un ambiente en que se ama y se siente amado y comprendido, tiende a sentirse ayudado por esos seres que lo aman y a quienes ama.

Aprovechemos y disfrutemos que “...el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. – Rom. 5:5 – y apliquémoslo a todas nuestras relaciones.


Leer Efesios 6, Colosenses 6 , Exodo 20:12 y Deuteronomio 5:16

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